Ésta es la cuestión: nadie sabe realmente quién construyó Teotihuacán. A diferencia de los mayas o los aztecas, esta civilización no dejó registros escritos, ni tumbas reales, ni gobernantes conocidos. Todo lo que tenemos son sus pirámides, murales y artefactos, y a partir de ellos, los arqueólogos han intentado reconstruir la historia.
Lo que sí sabemos es que la ciudad empezó a formarse hacia el año 400 a.C. y, hacia el 100 d.C., se había convertido en una metrópolis enorme, con barrios planificados, mercados, palacios y centros religiosos. Algunas teorías sugieren que sus primeros pobladores eran refugiados de las erupciones volcánicas de la región, mientras que otras creen que fue fundada por una mezcla de distintas culturas mesoamericanas, como los totonacas, los zapotecas y los mixtecos.